27 jun, 2022
Los desarrolladores de RCM tomaron la visión inusual de que el objetivo del mantenimiento de un equipo debería ser mantener el mismo haciendo lo que sus usuarios quieren que haga, en lugar de prevenir fallos por prevenir fallos. Con este énfasis en preservar lo que el usuario quiere, una definición de RCM es: Un proceso utilizado para determinar qué se debe hacer para garantizar que cualquier activo físico continúe haciendo lo que sus usuarios quieren que haga en su contexto operativo actual. Por lo tanto, no sorprende que determinar el contexto operativo y lo que el usuario quiere que haga el equipo sea el punto de partida para el proceso RCM, que se aplica preguntando y respondiendo las siguientes siete preguntas: • ¿Cuáles son las funciones y los estándares de desempeño asociados del activo en su contexto actual? • ¿De qué manera no cumple con sus funciones? • ¿Qué causa cada falla funcional? • ¿Qué sucede cuando ocurre una falla? • ¿De qué manera importa cada falla? • ¿Qué se puede hacer para predecir o prevenir cada falla? • ¿Qué se debe hacer si no se puede encontrar una tarea proactiva adecuada? SELECCIÓN DE LAS TAREAS DE MANTENIMIENTO Una vez que se ha categorizado cada modo de falla de acuerdo con las consecuencias de la falla, se utiliza una lógica de decisión estructurada para seleccionar las tareas de mantenimiento. La lógica de decisión de RCM primero busca ver si es apropiado realizar una tarea programada para predecir cuándo ocurrirá el modo de fallo. Si tal tarea no es apropiada, RCM luego considera si el fallo debe evitarse mediante la restauración periódica de la resistencia original del elemento antes de que falle y, de no ser así, si es apropiado un reemplazo programado del elemento (antes de que falle). Predicción de fallos: Esto implica monitorear el equipo para identificar un cambio perjudicial (es decir, una advertencia) que indique que el fallo está en proceso de ocurrir (lo suficientemente temprano para que se puedan tomar medidas antes de que el fallo realmente ocurra). Esto se conoce como mantenimiento basado en condiciones o monitoreo de condiciones. La frecuencia con la que se debe monitorear el equipo se rige por el tiempo que tomaría desde que se puede identificar la advertencia hasta el punto en que ocurre la falla total. Esto se ilustra en el siguiente diagrama: la advertencia se muestra en el punto P (falla potencial) y la falla total ocurre en el punto F (falla funcional).