TPM y RCM son dos de las estrategias más usadas para mejorar la gestión y el mantenimiento de activos.
El objetivo del RCM es preservar el funcionamiento de los sistemas que rigen a los activos. Esto exige un proceso sistemático para definir sus limites y funciones , y para analizar fallas y desgastes.
El TPM incluye la capacitación y entrenamiento del personal para lograr la implicación del operario como responsable de la calidad del producto y su fiabilidad operativa.
Esta práctica se considera una estrategia empresarial más que un modelo estándar de mantenimiento.